Siete preguntas elementales: David Avello

Los elementos sociales en mi escritura, surgen sin que me sienta motivado a ello. Vienen solos. Son espontáneos (…) Alguien, en esta misma fiesta, pregunta por ahí, ¿y qué es lo social en tiempos en que la virtualidad nos devora?  Es la empatía, señala ese alguien. Es detenerte a escuchar más allá del ruido”

Fue un lluvioso día de invierno del cincuenta y siete, lo recuerdo muy bien, cuando surgieron mis primeros gritos contra la tristeza. Un grito que más temprano que tarde me llevó a escribir (tal vez a los ocho, tal vez a los diez años) y que apenas unos días después (quizá, a mediados de los ochenta), convertidos en palabras eternas, mis publicaciones invaden miradas. Premios y más premios (Premio Cuento y Poesía, Liceo 2 de Concepción, me llevo todos los Daniel Belmar – Cuento y Poesía Artistas del Acero, el Nacional Javiera Carrera – Cuento y Poesía, Nacional de Valdivia – Cuento) y mi primer libro de Poesía, breve: “En secreto te digo” (pura nostalgia, puro amor. quiero ser libre). Mi primera novela, “Incidente en el Biobío” (una mujer asesinada por militares – qué extraño) y más premios (local, regional y nacional Encuentro Laboral Municipalidad de Talcahuano – Cuento y Poesía, años 85, 86, 87 y 88, ensayos nacionales visita Juan Pablo II, Diego Portales e Historias de mi población. Premios Gabriela Mistral – Cuento, Poesía y Ensayo. Encuentro Chileno-Argentino – poesía y otros, muchos otros que no recuerdo). Se asoma “Cuentos para no morir” (historias marginales de seres invisibles) y la novela “Natalia, mi amor” (un detenido-desaparecido incansablemente buscado por aquella que tanto ama). Hasta que llega la Gran Decepción. Aquella pelea gigantesca ganada por todos fue posicionada por delincuentes.

Hoy, después de más de veinte años de silencio, he regresado para seguir viviendo, porque el optimismo y necesito respirar. La poesía sigue en mí: “Irene, la de Atenas” (una historia y varias más, de puro amor) y “Louise, memorias de Adriano” (allí, la rabia contra lo que no termina). Libros y premios (Nacional de Valdivia –poesía, finalista Ceres Concepción –poesía y Finalista Poesía Paralelo Cero –Ecuador). Y sigo. “El niño Manuel” (que es, digo yo, la ternura) y todavía un premio enorme (nacional de novela infantil Barco de Vapor). Ah, queda tanto por publicar. La vida sigue…

¿Cómo vas de la creación al texto, cómo surge entonces y cómo se materializa el poema?

Qué duda cabe. De la creación al texto hay mucho trecho. Para empezar no escribo todos los días ni tengo horarios preestablecidos. Sin embargo, escribo. Y escribo a la antigua, es decir a mano. Hasta que viene una revisión, y otra. Hasta que presiento que por ahí va la cosa. Es importante no perder la naturalidad, sensibilidad, musicalidad, etc. De allí me iba a la máquina de escribir, hoy es el computador. Y, suele suceder que allí, todavía encuentro detalles que borrar o agregar. En fin, es muy difícil que me quede conforme. Para mí no existe la inspiración. Los temas están ahí, aguardándome. Acosándome con sus miedos y sus caras largas, con sus silencios y también con sus sonrisas a todo pulmón. Todo entonces, lo acojo y lo hago mío.

Hay quienes afirman que existen elementos sociales asociados al lenguaje y que esto se traspasa de manera innata o instintiva a la escritura. ¿Es relevante esto para ti?  ¿Cómo se expresa lo social en tu obra?

Es muy extraño eso, y no logro manejarlo. Los elementos sociales en mi escritura, surgen sin que me sienta motivado a ello. Vienen solos. Son espontáneos. Y, claro, cómo escribir sordo a este torbellino de situaciones que nos rodean, injustas, dolorosas, indignantes. Pero también están las hermosas. Las que nos ofrecen algún alivio o que puedan producir en otros, alguna esperanza. Es cierto aquello de que un libro no va a cambiar el mundo, pero si logramos que un niño sonría, que una mujer se sienta amada o un hombre crea que todavía es posible confiar entonces, ya, no pido más. Desde luego, no puedo dejar de mencionar que me nutro de todo cuanto me rodea. De las personas, de la calle. De la naturaleza, de los animales. Del silencio. Alguien, en esta misma fiesta, pregunta por ahí, ¿y qué es lo social en tiempos en que la virtualidad nos devora?  Es la empatía, señala ese alguien. Es detenerte a escuchar más allá del ruido.

Los grandes temas suelen aparecer como grandes interrogantes, preguntas ante las que los artistas se detienen, no con el afán de entregar una respuesta contundente, sino maravillados por la reflexión. ¿Cuáles serían los grandes temas con los que te sientes ligado?  ¿Cuáles serían los grandes temas para ti y para tu generación?

Creo que los temas narrativos y poéticos te los va entregando el momento que te toca vivir. La dictadura, por ejemplo. Me tocó vivirla no sólo en la literatura (poemas, cuentos, novelas, obras de teatro) sino que además, en mi trabajo (como obrero, en la siderúrgica) y en la calle (como ciudadano, como parte de este país)  ¿Para qué?  Para que llegasen unos tipos y se apoderasen de nuestro futuro y lo convirtiesen sólo en el futuro de ellos. Por ejemplo, en lo nuestro, lo cultural, específicamente la literatura. Me hice –ingenuamente- muchas ilusiones con respecto a la democracia. Pensé, por ejemplo, que sería más fácil publicar. He de decir además, que gracias a esta democracia perdí no solo mi trabajo en la usina, sino que también un tremendo proyecto, que era levantar nuestra propia agrupación cultural desde los trabajadores del acero y para todo el mundo cultural marginado. Enseguida vienen otros temas. Desde el niño, el anciano, la mujer, el hombre. La injusticia, el dolor, la violencia, el desamor, la soledad. Pero también la alegría y la esperanza. El amor.

¿Existe una escena poética en Chile?  ¿Existe en tu territorio?

Sí. Existe una gran escena poética en Chile. Los dioses mayores e intocables. Y una infinidad de semidioses. Y también, por qué no, los héroes o titanes. Es cosa de ver todo eso en las Ferias y Encuentros, en los Talleres y Círculos. En una simple Lectura. Recuerdo algunas escenas más o menos memorables: el gran Nicanor Parra aplaudiendo la dictadura o Zurita dedicando un extenso poema a un mandatario. Localmente, más de alguno aparece señalando que la poesía aquí y la poesía allá, hasta que logra el ansiado proyecto y entonces, el silencio. Por mi parte, no puedo decir que esté libre de pecado. De vez en cuando me paseo cual pavo real…

¿Tienes alguna influencia contemporánea?  O, ¿cuál es tu relación en términos de influencia con tus compañeros/as de generación?

Todo cuanto escribo es influencia de algo o de alguien. Es que es muy difícil, hoy, ser original. Puedo así señalar que de todo lo que tengo, nada me pertenece. En ese sentido puedo citar a todos los poetas y narradores, dramaturgos que he leído y que admiro. Todos esos que he permitido ingresar a mi vida, que son parte de mi manera de escribir, mis técnicas, mi manera de abordar algún tema. Con respecto a compañeros y compañeras de mi generación existe muchísimo respeto, en algunos casos una enorme admiración pero también, una tremenda distancia. No puedo dejar afuera a los jóvenes. Muchos de ellos desconocidos para mí, así como yo también lo soy para ellos. Soy de la idea entonces de abrir espacios, de dejar que respiren otros poetas y otros narradores. De no acaparar todo para sí. Hablo entonces, de generosidad.

Recomiendas algún escritor o escritora que sea fundamental para ti y que haya sido relegado, minimizado o sea inexplicablemente desconocido y que quisieras relevar para los futuros lectores o creadores?

Creo que todos son fundamentales. De una u otra manera. Óscar Castro, Coloane, Santiván, Alegría, Manuel Rojas, Pezoa Veliz, Parra, Neruda, la Mistral, Huidobro, Baldomero Lillo, Teillier, Blest Gana, Cárdenas, Nicomedes Guzmán, José Donoso, Isidora Aguirre, Rivano, Jorge Díaz, Gonzalo Rojas, Enrique Lhin y un larguísimo etcétera. Quisiera indicar a algunos otros escritores, poetas locales. Uno más olvidado que otro, Daniel Belmar y Alfonso Alcalde. Y, desde luego, algunos de hoy: Óscar Petrel, Felipe Fuentealba, Óscar Vidal, Muñoz Coloma, Ricardo Espinaza, Daniela Guerrero, Gloria Sepúlveda, Alan Muñoz, Jota Libros, Egor Mardones, Óscar Guillermo Sanzana, Alexis Figueroa entre otros muchos que he leído y que no recuerdo en estos momentos.

Si pudieras acceder a los grandes poetas del mañana, ¿qué les preguntarías?  ¿y para qué?

Creo que si pudiese acceder a alguno de ellos, mi silencio impediría cualquier diálogo.

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